El día 3 de septiembre de 2024, se ha publicado en el diario La Razón, un artículo Guadalupe Muñoz Álvarez[1], en el cual la autora opina que muchas muertes podían haberse evitado ante las denuncias insistentes de las víctimas.

(Fonte: Diario del Derecho-Iuste)

“ACABAR CON LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES

Hay que estremecerse y clamar en esos días que nos señalan los medios de comunicación, sobrecogidos por tantos asesinatos de mujeres a manos de su esposo o pareja. Hace tiempo que se declaró un Día Internacional contra la violencia a las mujeres, establecido en el primer encuentro Feminista Latinoamericano en 1981 en recuerdo de las hermanas Mirabal, 3 activistas dominicanas que lanzaron una protesta contra la violencia del estado y por ello fueron brutalmente asesinadas en 1960.

En 1979 la ONU aprobó la Convención para la eliminación de los malos tratos y de todas las formas de discriminación y violencia contra las mujeres, un grave problema que se constataba en todo el mundo y que tristemente persiste cada vez con más virulencia, ante el horror de toda persona de bien.

En el año 2000 la Asamblea General de Naciones Unidas adoptó una resolución declarando un día Internacional para la eliminación de los malos tratos que se inflige a las mujeres que, incluía la proscripción de la violencia física, psicológica, la violación y el feminicidio.

“Mi marido me pega lo normal”, es el título que eligió el profesor Lorente Acosta para uno de sus libros, este gran médico forense, que ha dedicado grandes esfuerzos a analizar y tratar de erradicar la violencia doméstica, una obra muy divulgada que estudia el comportamiento social de los sexos con gran profundidad y conocimiento. Ha sido un éxito, al igual que otro de este extraordinario profesional: “Tú haz la comida que yo cuelgo los cuadros”. Estas dos obras describen la agresión que sufre la mujer en la realidad cotidiana con el relativo conformismo del sistema. El que pega es porque te quiere. Así le respondieron algunas personas a su encuesta.

De nada sirven unos minutos de silencio ante el lugar de los hechos y que se dediquen tres días de luto oficial por el asesinato de mujeres. Parece cruel esta aseveración pero es cierta. Manifestaciones masivas clamando contra la violencia apenas se mantienen una jornada y en espera de la próxima, que no tardará.

Tanto el Tratado de la Unión Europea como las Directivas Comunitarias, las Convenciones Internacionales, las Constituciones y las normas ordinarias de todos los países occidentales prohíben cualquier discriminación por razón de sexo, pero lo cierto es que siguen los crímenes y otras vejaciones como la retribución inferior por igual trabajo, que no se erradica según manifiesta la Organización Internacional de Trabajo y además las mujeres sufren importantes problemas en el ámbito laboral por las obligaciones familiares. Hay que reclamar sin descanso. Para ello puede ser un aldabonazo clamar insistentemente y preocuparse de que se acabe este drama.

La joven pakistaní Malala Yousafzai, premio Nobel de la Paz que sufrió horrores por pretender ir a la escuela, dijo una frase que se ha hecho famosa: “Tenía dos opciones, estar callada y morir o hablar y morir, y decidimos hablar”. Ahora se recuerda también a las mujeres de Afganistán con gran dolor por las represiones.

Más hay que hacer. Llevamos un año terrible de crímenes. No solo hay que prevenir es necesario proteger. Muchas muertes podían haberse evitado ante las denuncias insistentes de las víctimas. Toda la sociedad debe estremecerse con estos datos tan preocupantes.

Las mujeres desempeñan un indispensable papel en la sociedad. Intervienen casi exclusivamente en la educación de los niños, en el cuidado de los enfermos, organizan los presupuestos familiares, colaboran en los trabajos más variados y lo hacen con inteligencia práctica. Solo hay que fijarse. A la puerta de un colegio para esperar a los escolares, casi todas son mujeres. En los hospitales también hay mayoría de encargadas de los que sufren. Tiene que reconocerse todo eso y tener muy presente, como algo prioritario: la protección necesaria en caso de malos tratos. Un rechazo social a los maltratadores, que las denuncias sean atendidas con la máxima rapidez y absoluta protección y acudir a cualquier indicio o dato que pueda conocerse.

Interesarse con celeridad ante las denuncias constatadas y concienciar a todos: el maltratador está muy lejos del afecto, es el odio patológico la enfermedad mental y la falta de educación. Comunicar cualquier ofensa y pedir ayuda. Todos debemos responder. Vecinos, amigos, familia, médicos, toda la sociedad en general. Es urgente. Que se acabe con esta iniquidad y se extienda la atención rigurosamente, para que pueda eliminarse en todo el mundo la violencia contra las mujeres”.


[1] Académica correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación.