Acerca del libro de Franco Patrignani: “Democracia necessária".
Gianni Arrigo. 29 Aprile 2021Acerca del libro de Franco Patrignani: “Democracia necessária. Uma agenda para a mudança”, Editora Cândida, Vitória- ES (Brasil), 2021.
Gianni Arrigo
1. A finales de Abril de 2021 ve la luz el libro de Franco Patrignani, que lleva el titulo importante y exigente de “Democracia necessária. Uma agenda para a mudança” (“Democracia necesaria. Un Programa para el Cambio”). No se trata de un libro concebido y escrito, al igual que muchos otros, con motivo de la limitación forzosa de movimiento, o del aislamiento obligatorio debido al Coronavirus, aunque el brote de la epidemia haya sido una oportunidad para analizar en profundidad algunos aspectos relevantes y problematicos en el campo de la política y el mundo social. El proyecto estaba en marcha desde hace tiempo, fruto de reflexiones y meditaciones que Franco Patrignani venía publicando en breves ensayos, a la luz de sus experiencias de trabajo y de vida en Italia y en Brasil, y en cuanto observador atento de los acontecimientos politicos y sociales que se iban sucediendo en su país de origen y en su país de adopción incluso antes del estallido del virus. En la Introduccion el Autor justifica los motivos que lo han llevado a concebir ese trabajo; el lector solo puede constatar que el libro entra en circulación en un momento esperanzadamente reconstructivo del futuro de Brasil, que coincide con la anulación de las sentencias injustamente infligidas a Lula, quien por tanto puede presentarse como candidato en las elecciones presidenciales de 2022.
No quiero redactar una hoja de lectura o un resumen, y tampoco una reseña del libro de F.P.. La primera generalmente sirve, como la contraportada, para alimentar la pereza del lector afectando su juicio personal. La reseña a veces corre el riesgo de convertirse en un acto delictivo o, de lo contrario, de caducar en una evaluación poco objetiva, en particular cuando el autor y el reseñador son amigos de vieja data. Estas notas son nada más que una “declaración de interés”. El interés por el libro de F.P., como en general por cualquier otra creación intelectual, proviene no solo de su contenido, sino también de los estímulos y reflexiones que solicita; incluso si no encuentran una conexión directa en el libro. Dicho eso, intento explicar a continuación las reflexiones que me ha provocado la lectura del libro de F.P. (pidiendo perdón por las atrocitades que cometeré contra el idioma español).
2. Empezaré por el título. “Democracia necesaria” trae a la memoria el ensayo “Nécessité de la démocratie” de Maurice Duverger (publicado en 1983), que también investiga la relación entre democracia y ética, y por tanto entre ética y política, tema abordado por F.P.. Pero sobre todo, “democracia necesaria” es la premisa subyacente del proyecto de Constitución debatido en la Asamblea Constituyente de Italia (1946-1948), en particular en el acto de redactar fundamentales artículos de la Carta, para los que ilustres Constituyentes subrayan que la “democracia sustancial” es “necesaria” porque, de lo contrario, la democracia simplemente “no es”. Si, como señalan varios constitucionalistas, no existe una definición legal de democracia, se puede sin embargo argumentar que la democracia es un concepto político que se concreta en los instrumentos legales y, por lo tanto, en los procedimientos e instituciones políticas relacionadas con el ejercicio de la soberanía por parte del pueblo. En la Constitución italiana, por ejemplo, el principio democrático no termina en la forma de gobierno, legitimado y constituido a través de la representación política, sino que incluye sustancialmente el principio personalista, la garantía de los derechos inviolables de la persona, el principio laboral (que concibe el trabajo como factor determinante y fundacional de la Republica, de la organización socioeconómica y de valoración de la dignidad humana), el principio pluralista y, por otro lado, dichos principios constituyen el desarrollo irreversible de la democracia. No puede haber democracia sin derechos de libertad, sin derechos de igualdad, sin derechos políticos, sin derechos sociales. La atribución del ejercicio del poder soberano al pueblo según los métodos e instrumentos previstos por el ordenamiento jurídico, es un principio supremo, alejado de cualquier posible revisión constitucional. Además, todas las formas de Estado occidental moderno se configuran como democracias representativas fundadas en el ejercicio del derecho al voto para la elección de representantes políticos, aunque el voto no agote el ejercicio del poder soberano que, de hecho, se ramifica en un serie de institutos y actividades. En la base del orden democrático están la libertad de pensamiento, reunión, asociación en los partidos políticos y sindicatos: de hecho, estos últimos representan la verdadera herramienta para canalizar la demanda política y las demandas de ciudadania social y real y concreta participacion a la vida economica y social del Pais.
3. El titulo, y en particular el subtitulo “Un Programa para el Cambio” (“Instrucciones para dar cuerda al reloj de la democracia”, diría Julio Cortázar: véase “Historias de cronopios y de famas”) son bastante claros, breves, concisos, pero a la vez parecen evocar un escenario caracterizado por un rayo de esperanza, a pesar de todos los obstáculos que se interponen en el camino para llegar a la salida del túnel. Por otro lado, la consecución de este resultado (aunque sea parcial) sólo puede darse a través de un esfuerzo colectivo producido en múltiples niveles de experiencia y de actividad. Cualquier adaptación toma su tiempo y requiere un nuevo punto de equilibrio político. Los imperativos de coherencia, eficacia y sostenibilidad de la cooperación de los varios actores exigen a cada uno de ellos un compromiso sin falla, altura de miras y métodos de trabajo adecuados. Los procesos participativos son un elemento central para la calidad de la democracia y sus actuales procesos de transformación. A través de las organizaciones sindicales, de los movimientos sociales, de los partidos politicos se puede conseguir una democracia al nivel del sistema. El cambio “desde abajo” parece ser una oportunidad de escapar de la “ley de hierro de la oligarquía” y de hacer revivir las fuentes alternativas de la comunidad.
En este sentido, la solicitud que surge del libro de F.P. parece cada vez más adecuada, que destaca cómo el carácter de la crisis actual (una crisis sistémica, compleja y múltiple, come se ha dicho, y como se dirá más adelante), requiere una opción metodológica que se ofrezca a la discusión, que se nutre de un aporte plural, que se enfrenta a diferentes perspectivas, necesarias para dar respuesta a los retos surgidos a raíz de la Covid-19.
4. A pesar de que la palabra “crisis” rara vez aparezca en el libro, sin embargo su sombra se percibe en el conjunto del analisis. Ademas, la pandemia del Covid-19 acentuó una gran crisis que ya se veía venir.
La democracia representativa se encuentra actualmente en un estado de crisis, debido, en particular en Italia, a la criticidad de la relación entre gobernantes y gobernados, a la debilidad de la política para abordar temas importantes como los efectos de la globalización, el flujo migratorio, así como la repercusiones de la grave crisis financiera, consecuencia económica y social que ha golpeado al mundo occidental desde 2007 y con importantes dificultades evidentes para los ciudadanos y las empresas, especialmente desde 2009 hasta la actualidad. Sin hablar de la grave crisi sanitaria y de sus consecuencias sociales y economicas.
Si bien la década de 1990 presagió una edad de oro para la democracia liberal, en varios Paises, el comienzo del siglo XXI nos devuelve a la parte trágica de la política y simultáneamente nos revela la fragilidad de los regímenes democráticos en los que operamos. Como una especie de ironía de la historia, en lugar de ser el siglo de la ”victoria final” del liberalismo, nuestro tiempo está cada vez más marcado por una crisis de la democracia y por la aparición de regímenes que hoy llamamos ‘democraturas’’ o que se autodefinen como “democracias iliberales”. Como señalan varios ensayistas, estos regímenes políticos se caracterizan por el culto al poder fuerte, por un populismo corrosivo que mezcla exaltación nacionalista y religiosa, y luego por un aumento del control sobre la sociedad. Para ilustrar este fenómeno en la historia reciente, podemos pensar en figuras como Bolsonaro, Orbán, Erdogan, etcétera. Algunos de estos han sido rotundamente definidos como autócratas o dictatores, por otros gobernantes (Biden, Draghi) o por instituciones internacionales que protegen los Derechos Humanos. Si bien estos ejemplos no son equivalentes, todos representan casos de políticos que surgieron legítimamente en una democracia y que inclinaron, en diversos grados, su estado hacia el “antiliberalismo”. ¿Cómo explicar entonces este tipo de retroceso que están experimentando ahora determinadas sociedades democráticas? Para lograrlo, no es necesario retroceder indefinidamente en la historia de las ideas.
5. El dominio de la palabra “crisis” en el debate público ha superado los cien años de edad, y hace que pueda asumirse como un elemento, además de estructural, casi paradigmático del siglo XX y del comienzo del siglo XXI. Una crisis que puede declinar fácilmente en distintos niveles, aunque fuertemente interdependientes, que van desde los de percepción más inmediata y dramática (pensemos en las dimensiones sanitaria, económica, laboral, ambiental o migratoria), hasta deslizarse hacia áreas en las que se manifiesta en modos y formas difíciles de medir, a saber, el valor identitario, cultural, relacional, educativo. Una crisis multiforme y multidimensional que fluye a diferentes velocidades y profundidades, alimentando (y a su vez alimentándose) de un contexto global altamente complejo, impregnado de nuevas estructuras de poder que se han desarrollado en torno a la economía, la ciencia y la tecnología. Los efectos reales de la crisis, como puede deducirse del libro di Franco Patrignani, se manifiestan particularmente en tres ámbitos: el sentimiento generalizado de inseguridad; el vertiginoso ascenso de la trivialidad y la insignificancia cultural, y la simplificación de los procesos de participación democrática. Una “crisis de civilización” por tanto, que se siente cómoda en el terreno de la forma de gobierno, así como el de la forma de Estado, invirtiendo plenamente el circuito democrático-representativo, los lugares y sujetos de decisión política, las instituciones en su conjunto.
Ya que la noción de crisis es susceptible de ser objeto de múltiples miradas, es posible encontrar agotamiento, lo que deviene en incapacidad; también frustración, lo que acarrea decepción. Una forma de ver la crisis es abordarla desde la naturaleza misma de la democracia y de sus promesas incumplidas, de la necesidad que tiene de recuperar el control perdido sin caer en la tentación de las salidas autoritarias.
La complejidad de la crisis exige una mayor responsabilidad de los distintos actores. Si no se toma en cuenta esa complejidad, los problemas públicos no se pueden resolver de forma integral, lo cual corresponde al postulado (que se infiere del libro de F.P.), según el cual, la política pública no es una acción fragmenta, aislada o coyuntural, sino una propuesta de acción integral y de largo plazo. Esta acción debe enmarcarse en la búsqueda de ideas, en la fase del postCovid, en pro de la transformación cultural y politica, que no deberían ser asumidas como impensables o imposibles, por lo que se trata de pasar de una “época de cambio”, de un periodo de transición paradigmática, para instituir un “cambio de época”, en donde lo fundamental sea el principio relacional de diálogo intercultural y de saberes.
6. Este libro pone de manifiesto el esfuerzo constante de su Autor por ir a la raíz de los problemas, hacer preguntas, plantear cuestiones importantes, actualizar las razones políticas e institucionales de la crisis que vivimos. Es un libro sobre el “qué hacer” para cambiar el estado de las cosas y, por tanto, superar los límites de la democracia con visión de progreso. Es un invito a reconstruir, a tener una conciencia histórica y una conciencia actualizada de la complejidad y multiformidad, nacional e internacional, en el que se mueven. (a gran velocidad) instituciones humanas. Nunca catastrófico y nunca complaciente con las tendencias dominantes, Franco Patrignani distingue, cuenta, compara y advierte: para quienes quieren evitar la banalidad, la superficialidad; con el rigor que distingue su vida sindical y con una amplitud argumental. Libro actual, que nos invita a reflexionar sobre nuestro presente pero también sobre nuestro futuro.
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