La igualdad es inteligencia; por Victoria Ortega (Presidenta del Consejo General de la Abogacía).
El día 14 de marzo de 2024 se ha publicado, en el diario ABC, un artículo de Victoria Ortega en el cual la autora opina que es preciso evitar que la automatización de procesos produzca una nueva discriminación de las mujeres.
“LA IGUALDAD ES INTELIGENCIA.
Allí donde miremos vemos que la inteligencia artificial (IA) parece haberse adueñado del presente, aunque, eso sí, mirando al futuro. Y no deja de resultar curioso que así sea porque hace mucho que las computadoras utilizan el aprendizaje automático para desarrollar conocimiento y automatizar procesos cada vez más complejos. El redescubrimiento de que las máquinas aprenden solas a tanta velocidad inunda el enfoque de hacia dónde avanza el planeta. La IA se nos ofrece como un nuevo punto de inflexión en la sociedad del conocimiento, ocupa nuestro pensamiento y, por qué no decirlo, dejamos que nos atemorice como una posible amenaza de nuestro futuro laboral. Todo ello unido hace que esa nueva forma de aprender y ofrecer resultados en solo unos segundos ocupe un primer plano de la actualidad que no hace tanto tiempo estaba protagonizado por cuestiones como los avances en el terreno de la igualdad.
Sabido es que nuestra capacidad de obsesionarnos por el futuro es casi infinita y que en no pocas ocasiones nos resulta más sencillo pensar en cómo prepararnos para lo que sucederá dentro de unos años en lugar de trabajar en lo que debemos hacer ahora para conseguir que las cosas cambien en la dirección en la que nos gustaría.
Tan es así que a quienes hace muchos años participamos en la reivindicación de la igualdad nos preocupa que esa inteligencia artificial que pugna por tomar el relevo de amplios espectros de la actividad humana se utilice precisamente para frenar la convergencia de oportunidades entre personas de distinto sexo. Es preciso evitar que la automatización de procesos produzca una nueva discriminación de las mujeres. Nadie puede negar que muchas cosas han cambiado con respecto a nuestra presencia en los puestos de mayor responsabilidad, donde se toman las decisiones, tanto en la política y las empresas como en las instituciones. Y, sin embargo, produce cierta frustración observar cómo los últimos pasos para alcanzar ese objetivo se resisten, perpetuando las fotografías de familia en las que la presencia de mujeres en puestos directivos se visualiza como meramente testimonial. La clave para sobrepasar ese último obstáculo está por desentrañar. Quizá no esté de más replantear la utilización de algunos de los argumentos que llevamos tiempo reiterando. Porque ya no tiene mucho sentido reivindicar la igualdad de derechos. Probablemente sea el momento de persuadir por la vía de los resultados. Un importante número de trabajos académicos arrojan beneficios superiores, tanto económicos como sociales, para las empresas que cuentan con más mujeres en puestos directivos. Profundizar en ellos y demostrar que esa mayor presencia nos enriquece a todos debería convertirse en una prioridad. Tal vez incluso podamos poner a la IA al servicio de este fin y explicarles a las supercomputadoras que están detrás de sus impactantes resultados que trabajar promoviendo la igualdad es pura inteligencia”.
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